miércoles, 27 de noviembre de 2013

MICROCUENTOS DEL ALUMNADO



    Los microcuentos, también llamados microrrelatos, minicuentos o hiperbreves, de ficción súbita, textículos, cuentos en miniatura…son textos que narran historias de forma condensada. Estos nombres dan cuenta de una imprecisión que tiene que ver con la búsqueda de identidad en el concierto de un género que aún se mantiene en los márgenes o en las fronteras del cuento.

 Las características propias del microcuento son su brevedad extrema y secuencia narrativa incompleta; su carácter transtextual que lo proyecta hacia otros discursos de manera implícita o explícita;  el final abrupto, impredecible y abierto a múltiples interpretaciones; el lenguaje preciso, muchas veces poético…
 Los hay de muchos tipos y de variada extensión (una sola línea, 10, 20...). Baltasar Gracián nos recordó que “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. El microcuento más corto que se conoce es de un maestro en este tipo de subgéneros: Augusto Monterroso, y EL DINOSAURIO (siete palabras):“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Estos relatos breves son habituales en ciertas redes sociales, y en especial en Twitter.

  En todo caso, mis alumnos de 2º y 3º de la ESO B se han animado y nos han escrito unos pocos. Juzguen ustedes la calidad.

 Sí, soy yo, al que pagan por verme cómo me pisotean. He visto glorias, triunfos y gente llorar por sus sentimientos. También gente riendo, comiendo, y sobre todo, he visto asientos. Me clavan puntas con los pies, yo no lloro, ni me quejo:

SOY EL CÉSPED DE UN ESTADIO.

Raúl Infantes Parra, 2º ESO B.

    Estaba yo en una competición mundial de póker en Las Vegas, y de pronto, veo que en una mesa hay un vampiro, un T-Rex y una oveja. El vampiro lo apuesta todo, el T-Rex no llega a las fichas y la oveja solo dice "¡Baaaah!". Después de esto giro la cabeza y le digo a la camarera que no me traiga más tequilas.

Jaime Gaspar Cabezas, 3º ESO B.

EL REY SOL

   Una mañana de Julio, el sol no despertaba.
- Pss,pss…despierta Rey Sol, le decía la Luna cansada de hacer la guardia de la noche.
- Despierta que hay mucho que hacer. Los gallos no cantan, las flores no abren, las personas no pueden trabajar, necesitan tu luz,¡¡¡Levanta las pestañas!!!
-Déjame Luna, no quiero abrir los ojos a este mundo tan cruel, me hace daño mirarlo.
-¿Qué dices, hoy no piensas trabajar? ¡No me lo puedo creer!
- Me hace daño, Luna, ver tantas injusticias, guerras, niños muriendo de hambre y obligados a trabajar, y muchas tristezas más.
-Sí, Rey Sol, ya sé que el mundo no es de color de rosa, pero...
-¿Es esa la solución? ¿Quedarse de brazos cruzados en la oscuridad?
- Tú eres el centro de la vida, tú eres el rey del mundo.
  El sol abrió los ojos y todo se iluminó

   El sol comprendió que no se debe cerrar los ojos, cuando hay problemas, todo lo contrario, abrirlos aún más, luchar por un mundo mejor.

Elena Cruz García, 2º ESO B.

EL COMPROMISO

-Siempre te querré.
-Le dijo el día antes de comprometerse.


EL MISTERIO DE LA BODEGA

      En la cena de Navidad, la señorita Adeline se levantó de la mesa, y se dirigió hacia la bodega para alcanzar una botella de vino.
Nunca regresó…
                                           Coronada Sánchez López, 2º ESO B.

-No estoy loco, ¿verdad mamá? Le pregunto a la mujer que he matado.
-Claro que no, hijo. Me responde el cadáver.

 Francisco José García Díaz, 3º ESO B.


    Una joven de 16 años tenía que ser operada de un trasplante de corazón. Antes de entrar en el quirófano, su novio le dijo que no le abandonaría y que estaría a su lado cuando saliera. Al salir del quirófano, vio que su novio no estaba y le preguntó a la enfermera que si lo había visto. Ésta le respondió que él era el donante del corazón. La joven, triste,  no paraba de llorar... Después, la enfermera le dijo que era broma que había ido al baño y ahora volvía…
  Puri Salguero Romero, 3º ESO B.

LA CARACOLA
   Metimos las maletas en el maletero, subí al coche y arrancamos. Una hora, dos horas, tres horas y al fin llegamos. De camino a mi nuevo hogar vi en un escaparate una concha preciosa, grande y brillante.
  Fui con mis padres a la playa y allí estuve buscando una infinidad de tiempo esa caracola tan preciosa, pero nada.
   Bañándome en el mar vi que las olas arrastraron una, fui, la cogí y de su interior salieron unas delgadas patas, en resumen, estaba ocupada, la tiré y seguí buscando y buscando.
  Estuve buscando incluso bajo el agua y allí la vi, una caracola grande, blanca y brillante al lado de un grupo de conchas y lo mejor es que no estaba ocupada, fui, la cogí y ya tengo el primer recuerdo de mi aventura, en mi nuevo hogar.
Javier Gordillo Gragera, 2º ESO B.
LA INJUSTICIA

   Y ella huía y no sabía qué hacer. El hombre con el hacha las estaba 
persiguiendo después de haber matado a dos hombres, una mujer y dos bebés. Y las niñas presenciaron ese acto de sangre, gritos, ruegos y lágrimas.
 No sabían el por qué, pero sí quién. Era el mejor amigo de sus padres (a quien había matado). Era un hombre de confianza y siempre gentil, pero ese día todo se le volvió oscuro, ya que a la mujer que había matado, que era su esposa, le estaba engañando con los otros dos hombres que había matado. Decidió matar a todo quién había conocido a los muertos.
    Las niñas no tuvieron suerte, porque justamente cinco minutos antes de llegar un policía murieron; pero lo más injusto que hay es que al hombre solo le cayeron diez años de cárcel.

Leticia Hernández García, 2º ESO B.
  

  Érase una vez una muchacha muy guapa. Era nueva en el instituto y para integrarse la invitaron a una fiesta. Ella, encantada, aceptó, sin embargo su madre le dijo que a las doce de la noche la quería ver en casa. Hizo muy buena amistad con unas muchachas y al mirar el reloj se dio cuenta que era muy tarde. La pobre salió corriendo y resulta que el chico más guapo del instituto sintió curiosidad por ella. Al verla correr, decidió acompañarla en la carrera. No obstante, no fue capaz de cogerla, pero se le cayó el móvil, y a través de ahí, la localizó. De esta manera, se conocieron y fueron novios.

                             
Noelia Bordón Romero, 3º ESO B.

   La gárgola del campanario me mira, me observa, me espía,me acosa, no me quita ojo de encima, me sigue con su mirada de piedra. Yo me armo de valor y subo al campanario, saltando los peldaños de dos en dos, abro la puerta de la terraza de una patada y descubro esa figura de un material similar al mármol. No veo nada y me dispongo a marchar, cuando la estatua de un dragón en una postura de postración me dirige la palabra:

-"Espera".

  Una sola palabra, que ojalá hubiese ignorado, y me hubiese marchado de aquel sitio, pero como ingenuo que soy, me di la vuelta, curioso por lo que tendría que contarme el dragón de piedra, al que dijo que llamase "Comodo" muy educadamente me pidió que le acompañara, incorporándose y tendiéndome su mano diestra, le acompañé, y junto a una estatua estuve volando durante escasos diez minutos hasta llegar, según él al inframundo. Aquel lugar caluroso irradiaba maldad por donde quiera que mirases, derecha e izquierda, todo cubierto por un manto rojo carmesí, y por las profundidades se podía sentir el calor de la lava, de la piedra fundida que rebosaba, estallando a borbotones cerca de mis pies.

 -No tengas miedo, me dijo Comodo, vamos a un lugar lleno de cultura.
  Escasos minutos más tarde llegamos a una sala en las que estaban dibujados los más grandes artistas, tanto literarios como genios musicales y grandes pintores, todos ellos de renombre.
 Me invitó a pasar a una estrecha habitación, y me guillotinó al instante, en aquel aparato oxidado que me cortó el cuello al instante de un tajo. Comodo pintó mi cabeza separada de mi cuerpo sin vida con óleos y demás pinturas, también utilizó sangre, concretamente la mía. El alma de todos aquellos caídos estaba impregnada en la sangre de los cuadros ¿lo hizo entonces porque yo era un artista?

Y eso pasaría si las estatuas hablasen.

 Francisco José García Díaz, 3º ESO B.

  Se marchó  y nos dejó solos en el frío invierno, pero la realidad era que su alma se había ido hacía ya mucho tiempo. 
       Sara Díaz Rabadán, 4º ESO B.

    


Sí, so









miércoles, 13 de noviembre de 2013

LA EDAD MEDIA (I): LA LÍRICA POPULAR, EL CANTAR DE MÍO CID Y EL ROMANCERO.





    
    Presentamos a continuación una serie de poemas de la lírica tradicional (jarchas, cantigas de amigo galaico-portuguesa y villancicos) para su lectura. Os servirá de ampliación y refuerzo del tema que nos ocupa.

1) LA LÍRICA POPULAR

 POEMA A (Jarcha):

Meu sidi Ibrahim, ya nuemne dolche,
vent´ a mib de nohte.
In non, si non queris, yireim´a tilb:
Garme a ob legarte.

(Señor mío Ibrahim, ¡oh dulce nombre!,
 vente a mí de noche.
 Si no, si no quieres, iré yo a ti:
 Dime dónde encontrarte).

POEMA B (Jarcha):

Gar, ¿qué fareyo?,
¿cómo vivreyo?
Est´al-habib espero,
Por él murreyo.

(Dime, ¿qué haré?,
 ¿cómo viviré?
 A este amado espero,
 por él moriré).


POEMA C (Cantiga de amigo)

Madre, passou per aquí un cavaleiro
e leixou me namorad' e con marteiro.
Ay, madre, os seus amores ei:
se me los ei,
ca mi os busquei,
outros me lhe dei;
ay, madre, os seus amores ei.

Madre, passou per aquí un filho d'algo
e leixou m'assí penada com'eu ando.
Ay, madre, os seus amores ei:
se me los ei,
ca mi os busquei,
outros me lhe dei;
ay, madre, os seus amores ei.

Madre, passou per aquí quen no passasse,
e leixou m'assí penada: mais leixasse!
Ay, madre, os seus amores ei:
se me los ei,
ca mi os busquei,
outros me lhe dei;
Ay, madre, os seus amores ei.

(Madre, pasó por aquí un caballero
y dejome enamorada y con dolor.
Ay, madre, sus amores tengo:
sí los tengo,
que yo los busqué,
y otros le entregué;
¡ay, madre, sus amores tengo!

Madre, pasó por aquí un hidalgo
y dejome tan penada como ando.
Ay, madre, sus amores tengo:
sílos tengo,
que yo los busqué,
y otros le entregué;
¡ay, madre, sus amores tengo!

Madre, por aquí pasó quien no pasara,
y dejome tan penada: ¡más me dejara!
Ay, madre, sus amores tengo:
sí los tengo,
que yo los busqué,
y otros le entregué;
¡ay, madre, sus amores tengo!
)
POEMA D (Cantiga de amigo)

Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo?
E ai Deus!, se verra cedo?

Ondas do mar levado,
se vistes meu amado?
E ai Deus!, se verra cedo?

Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro?
E ai Deus!, se verra cedo?

Se vistes meu amado,
por que ei gran coidado?
E ai Deus!, se verra cedo?

(Olas del mar de Vigo,
¿Visteis a mi amigo?
¡Ay Dios! ¿vendrá pronto?

Olas del mar agitado,
¿Visteis a mi amado?
¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?

¿Visteis a mi amigo,
aquél por quien yo suspiro?
¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?

¿Visteis a mi amado,
por quién tengo gran cuidado?
¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?)
       
               (Martin Codax)


POEMA E (Villancico):

¿Qué razón podéis tener
para no me querer?

Un amigo que yo había
Dejóme y fuese a Castilla.
Para no me querer.

¿Qué razón podéis tener
                             para no me querer?                               

 Para obtener más información pincha en el siguiente enlace:

http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/PROPUESTAS_LECTURA/POESIA_MEDIEVAL/antologia.htm

  Y el siguiente vídeo sobre la lírica tradicional:

 

2) EL CANTAR DE MÍO CID

Aquí encontrarás multitud de actividades para conocer a uno de carne y hueso, pero que también pertenece al mundo legendario: el Cid Campeador.

HISTORIA Y LEYENDA
  • El Cid, historia y leyenda. Una estupenda aplicación de la Junta de Castilla y León para aprender todo sobre la personalidad del héroe y para profundizar en la obra literaria, El cantar de Mío Cid. En ella encontrarás gran cantidad amenas secciones sobre distintos aspectos (la época, los personajes, la ruta…), un cómic sobre el Cid, juegos y actividades en línea.
Actividades en línea
Para leer y escuchar el texto
Otras actividades:
La ruta del Cid

                        




  Extraído del blog “Viento en popa, a toda vela…”


3) EL ROMANCERO

  Por último, hagamos una selección de los romances que más nos pueden interesar.
ROMANCE DE LA DONCELLA GUERRERA

 
Pregonadas son las guerras   de Francia para Aragón,
¡Cómo las haré yo, triste,   viejo y cano, pecador!
¡No reventaras, condesa,   por medio del corazón,
que me diste siete hijas,   y entre ellas ningún varón!
Allí habló la más chiquita,   en razones la mayor:
—No maldigáis a mi madre,   que a la guerra me iré yo;
me daréis las vuestras armas,   vuestro caballo trotón.
—Conoceránte en los pechos,   que asoman bajo el jubón.
—Yo los apretaré, padre,   al par de mi corazón.
—Tienes las manos muy blancas,   hija no son de varón.
—Yo les quitaré los guantes   para que las queme el sol.
—Conocerante en los ojos,   que otros más lindos no son.
—Yo los revolveré, padre,   como si fuera un traidor.
Al despedirse de todos,   se le olvida lo mejor:
—¿Cómo me he de llamar, padre?   —Don Martín el de Aragón.
—Y para entrar en las cortes,   padre ¿cómo diré yo?
—Besoos la mano, buen rey,   las cortes las guarde Dios.
Dos años anduvo en guerra   y nadie la conoció
si no fue el hijo del rey   que en sus ojos se prendó.
—Herido vengo, mi madre,   de amores me muero yo;
los ojos de Don Martín   son de mujer, de hombre no.
—Convídalo tú, mi hijo,   a las tiendas a feriar,
si Don Martín es mujer,   las galas ha de mirar.
Don Martín como discreto,   a mirar las armas va:
—¡Qué rico puñal es éste,   para con moros pelear!
—Herido vengo, mi madre,   amores me han de matar,
los ojos de Don Martín   roban el alma al mirar.
—Llevarasla tú, hijo mío,   a la huerta a solazar;
si Don Martín es mujer,   a los almendros irá.
Don Martín deja las flores,   un vara va a cortar:
—¡Oh, qué varita de fresno   para el caballo arrear!
—Hijo, arrójale al regazo   tus anillas al jugar:
si Don Martín es varón,   las rodillas juntará;
pero si las separase,   por mujer se mostrará.
Don Martín muy avisado   hubiéralas de juntar.
—Herido vengo, mi madre,   amores me han de matar;
los ojos de Don Martín   nunca los puedo olvidar.
—Convídalo tú, mi hijo,   en los baños a nadar.
Todos se están desnudando;   Don Martín muy triste está:
—Cartas me fueron venidas,   cartas de grande pesar,
que se halla el Conde mi padre   enfermo para finar.
Licencia le pido al rey   para irle a visitar.
—Don Martín, esa licencia   no te la quiero estorbar.
Ensilla el caballo blanco,   de un salto en él va a montar;
por unas vegas arriba   corre como un gavilán:
—Adiós, adiós, el buen rey,   y tu palacio real;
que dos años te sirvió   una doncella leal!
Óyela el hijo del rey,   trás ella va a cabalgar.
—Corre, corre, hijo del rey   que no me habrás de alcanzar
hasta en casa de mi padre   si quieres irme a buscar.
Campanitas de mi iglesia,   ya os oigo repicar;
puentecito, puentecito   del río de mi lugar,
una vez te pasé virgen,   virgen te vuelvo a pasar.
Abra las puertas, mi padre,   ábralas de par en par.
Madre, sáqueme la rueca   que traigo ganas de hilar,
que las armas y el caballo   bien los supe manejar.
Tras ella el hijo del rey   a la puerta fue a llamar.
 
ROMANCE DE DELGADINA
 
Rey moro tenía una hija
más hermosa que oro y plata,
Rey moro tenía una hija,
que Delgadina se llama;
un día estando a la mesa
su padre la remiraba.
<<Padre, ¿qué mira usted?>>
<<Hija, no te miro nada,
es que bajas la cabeza
como una recién casada.>>
<<Padre, no me mate usted,
que el conde me dio palabra
de tomarme por esposa
al volver de la cruzada.>>
<<¡Alto, alto, caballeros!
A Delgadina, matarla,
si no la queréis matar,
encerradla en una sala;
si no es retama machada.
No me la deis de beber
si no es con agua salada.>>
Al cabo de unos tres meses
se ha asomado a la ventana,
ha visto a sus dos hermanas
que estaban bordando en plata.
<<Hermanas por ser hermanas,
por Dios una gota de agua.>>
<<Yo te la diera mi vida, mi vida,
yo te la diera , mi alma;
si padre, el Rey, lo supiera,
la cabeza nos cortara.>>
Se retiró Delgadina,
tan triste y desconsolada,
con lágrima de sus ojos
toda la sala regaba.
Al cabo de otros tres meses
se ha asomado a otra ventana;
ha visto a sus dos hermanos
jugando al juego de espadas,
<<Hermanos, por ser hermanos,
por Dios, una gota de agua;
más de sed que no de hambre
a Dios entrego mi alma.>>
<<Yo te la diera, mi vida,
yo te la diera, mi alma,
mas si padre lo supiera
la cabeza nos cortara.>>
Se retiró Delgadina
tan triste y desconsolada,
con lágrimas en sus ojos
toda la sala regaba.
Al cabo de otros tres meses
se ha asomado a otra ventana
y vio a su madre la Reina
peinando sus blancas canas.
<<Mi madre por ser mi madre,
por Dios una gota de agua,
que se me acaba la vida
y a Dios le entrego mi alma.>>
<<Esclavas por ser esclavas,
dadme una jarrita de agua,
que sea de plata y oro
adornada de esmeraldas
y en lo alto de la torre
a Delgadina entregadla,
que mas de sed que de hambre
a Dios le entrega su alma.
La que llegase primero
un gran premio se ganara,
si no se entera mi esposo
ya que a todas nos matara.>>
Todas vienen a la par,
ninguna se ganó nada,
pues en medio de la sala
Delgadina muerta estaba.
Los Ángeles a los lados
haciéndole la mortaja,
la Virgen a la cabeza
en andas se la llevaba,
las campanas de la Gloria
por Delgadina tocaban.
las campanas del infierno
por su padre el Rey doblaban.


Adaptación de hip-hop de alumnos del IES de “Los Moriscos” de Hornachos:
  

LA SERRANA DE LA VERA


Allá en Garganta la Olla,
siete leguas de Plasencia,
habitaba una serrana
alta, rubia y sandunguera
con vara y media de pecho,
cuarta y media de muñeca,
con una mata de pelo
que a los zancajos la llega.
La serrana cazadora
gasta falda a media pierna,
botín alto y argentino
y en el hombro una ballesta.
Si tenía ganas de agua,
se bajaba a la ribera;
si tenía ganas de hombres,
se subía a las altas peñas.
Pasan unos, pasan dos
y no pasa el que ella espera
y vio venir a un serrano
con una carga de leña.
La ha cogido de la mano,
pa la cueva se le lleva.
No le lleva por caminos
ni tampoco por veredas,
le lleva por entre el monte
por donde nadie les vea.
Al entrar en la cabaña
el serrano, ¡qué sorpresa!
Al resplandor de las llamas
vio un montón de calaveras.
- ¿De quiénes son estos huesos,
cuyas estas calaveras?
- De los hombres que he matado
para que no me descubrieran.
- Bebe, bebe, serranillo,
Bebe de esta calavera,
que puede ser que algún día
otro de la tuya beba.
Buenas noches, caminante,
buena noche nos espera
de perdices y conejos
y tórtolas arrayuelas,
de pan blanco y de buen vino
y de tu cara risueña.
Si buena cama le di,
mi mejor cama le diera.
Entre pieles de venado
mi mantelina tendiera.
La serrana al serranillo
le mandó cerrar la puerta
y el serrano, como astuto,
la dejó un poco entreabierta.
- Serranillo, serranillo,
¿sabes tocar la vihuela?
- Sí señora, sí señora,
- Y el rabel si usted me diera.
Pensó adormercele a él,
mas le adormeció él a ella. 
Por un cantar que ella canta,
él cantaba una docena.
Cuando la sintió dormida
fue muy despacio a la puerta,
las albarcas en la mano
para que no le sintiera.
Media legua lleva andada
y sin volver la cabeza,
pero cuando la volvió,
como si no la volviera.
Vio venir a la serrana
bramando como una fiera.
Saltando de cancho en cancho,
brincando de piedra en piedra.
Una china lleva en la honda
que pesaba arroba y media.
Con el aire de la china,
le ha tirado la montera.
- Vuelve, vuelve, serranillo.
Que te quedas tu montera,
que es de paño rico y fino
y no es menester se pierda.
Si es de paño rico y fino,
así se gasta en mi tierra.
Mis padres me compran otra
y si no, me estoy sin ella.
- Por Dios te pido, serrano,
que no descubras mi cueva.
- Descubierta no será
Y hasta la primera venta. 
Cuando a Garganta llegó,
Enseguida fue a dar cuenta.
Muy pronto los cuadrilleros
De los pueblos de la Vera
Subieron a la montaña
Y rodearon la cueva.
La toman declaración
por si ella lo deniega.
Un desengaño amoroso
la hizo perder la cabeza
y marcharse a la montaña
y vivir como una fiera.
En la plaza de Garganta
fue la primera reyerta.
La toman declaración
y la llevan a Plasencia;
por mandato del Supremo,
la cuelgan de una cuerda
y aquí se acaba la historia:
la Serrana de la Vera.

ROMANCE DE LA LOBA PARDA


Tardecita primavera
estaba yo en mi majada
remendando mis zapatos
y aguzando mi alcayada,
vide venir siete lobos
por una honda cañada,
venían echando suertes
para entrar en mi majada.
Le tocó a la probe loba
patizumba y jorobada.
Siete güeltas dio a las redes
y no pudo sacar nada,
al cabo las ocho güeltas
quitu una cordera blanca,
- ¡Ay, mis siete cachorrillos
y mi perra trujillana!
- No tengo yo miedo alguno
de tu perra trujillana,
ni de tus siete cachorros
a mí se me importa nada,
que tengo yo mis colmillos
como puntas de navajas.

Quédate con Dios, pastor;
llevo la cordera blanca,
que tenías que matar
para el domingo de Pascua.
- ¡Ay!, mis siete cachorrillos
y mi perra trujillana,
que si me la recobráis
tendréis cena redoblada
y sin no me la cogís
la tendrís con la alcayada-.
Siete leguas anduvieron,
todas siete barbechadas;
al saltar un riachuelo
se trocaron de palabras:
- Toma tu cordera, perra,
toma tu cordera blanca.
No la hize dengún daño,
que yo te la entriego sana.
- Yo no quiero mi cordera
de tu boca maltratada,
lo que quiero es tu pellica
para el pastor la zamarra;
tus orejas pa pendientes,
pa pendientes pa las damas;
el larguero de tu cola
pa abanicar las mochachas
y tu cabeza la quiero
pal zurrón de las cucharas.


Podéis encontrar más romances e información al respecto en las siguientes direcciones:
http://www.amediavoz.com/romancero.htm
http://es.scribd.com/doc/99123252/2012-Cancionero-de-Romances


 


ALUMNUS DIXIT: LOS CARNAVALES

     Por fin llegó el momento tan esperado, la fiesta que tantas  personas hemos echado de menos. Con incertidumbre sin saber si el COVID no...