En primer lugar tendría que definir estas “particularidades”
que tiene nuestro propio idioma y que llaman tanto la atención.
Comencemos por las locuciones verbales que son grupos de palabras de las cuales al menos
una es un verbo, aparecen siempre unidas y tienen el mismo significado que un
verbo. Siempre hay que entenderlas en el sentido figurado, como por ejemplo, “tirar la
toalla” (abandonar algo).
En
cuanto a las frases hechas, se reconocen éstas por ser de uso común y expresar
una sentencia a modo de proverbio. Ejemplo: En
el medio está la virtud. En
ocasiones, no incluye sentencia alguna (Como
anillo al dedo).
Y ¿cómo
podemos buscar ambas formas en el diccionario? Pues es fácil. Salvo
excepciones, si en la locución o frase hecha aparece un sustantivo, hay que
buscar su significado en ese sustantivo (a
ojo de buen cubero); si no hay sustantivo hay que buscar su significado por
el del verbo que aparezca (pasarse de
listo); si no hay verbo, por el adjetivo (por todo lo alto); si son locuciones adverbiales, prepositivas o conjuntivas
debemos buscarlas por el primer adverbio, preposición o conjunción que
aparezca.
No
hace falta recalcar que las frases hechas y las locuciones son de los elementos
que más dificultan el aprendizaje de una lengua extranjera. Y que constantemente
las estamos utilizando, no solo nosotros; también, y tal vez más, nuestros padres y abuelos.
Por lo
que respecta a los refranes (“dicho agudo y sentencioso de uso común”, DRAE), pasa
lo mismo que con las frases hechas y las locuciones, sirven para dar expresividad,
recalcar y apoyar una argumentación. Algunos son universales y otros son propios de una comunidad.
Y por último, las muletillas que son voces o frases que se repiten mucho por hábito.
Suelen ser expresiones innecesarias, comodines o palabras abstractas y breves,
generalmente pronombres o jergas, que se utilizan sin cumplir una función primordial
en una determinada oración.
A continuación, ofrecezco ejemplos de cada
modalidad, pero de una forma más liviana y no tan tediosa. Leed y luego ya me
diréis.
LISTADO DE FRASES HECHAS Y LOCUCIONES
VERBALES
EXCELENTE ARTÍCULO DE JUAN
JOSÉ MILLÁS SOBRE LAS FRASES HECHAS
Me gusta la expresión gas natural y el
conjunto de términos penosa enfermedad, pero me muero por paquete intestinal,
paraíso fiscal o placa bacteriana, con independencia de lo que signifiquen. Hay
palabras que viven asociadas entre sí, formando un próspero negocio lingüístico
que se transmite de generación en generación sin que decaiga su uso, aunque sí
su sentido. Pero a quién le importa el significado en un mundo en el que se
hacen manifestaciones callejeras a favor de un jugador de fútbol o en el que a
lo más que puedes aspirar es a ser reo o verdugo, lo mismo da, el programa Tómbola, financiado por los poderes
públicos para contribuir a la educación del país.
-¿De qué murió tu abuelo?
-De una penosa enfermedad.
-Te acompaño en el sentimiento.
Acompañar en el sentimiento no
compromete a nada, de hecho, si uno acompaña convenientemente en el sentimiento
a los deudos puede ahorrarse acudir al entierro, o al funeral, que siempre es
un engorro. O sea, que las frases hechas tienen su utilidad. En las
necrológicas de la prensa diaria todos los días aparece alguien que ha
fallecido de una penosa enfermedad, lo que ahora mucho espacio. Si hubiera
muerto de un proceso infeccioso en el conducto colédoco, que se tradujo en una
alteración del torrente sanguíneo, afectado por la invasión de materiales
sépticos pongamos por caso, la necrológica se haría larguísima y saldría por un
ojo de la cara. Lo de penosa enfermedad está muy bien, porque liquida el asunto
en dos palabras, nunca mejor dicho, y provoca en el lector un movimiento de
piedad por el recién fallecido.
Pasa lo mismo con la frase
"Falleció el día tal recibido los Santos Sacramentos y la Bendición de su
Santidad". Todo el mundo sabe que no significa nada, porque es
prácticamente imposible administrar los Santos Sacramentos y la Bendición de su santidad
a todos los que palman, pero adorna la esquela. No hay nada más triste que una
esquela sin muebles. No sé si se han fijado ustedes en las de los laicos: sin
cruz ni Santos Sacramentos, ni bendición papal, ni nada. Quedan como un salón
sin sofá. Es cierto que la frase citada parece de skay, pero eso precisamente
la hace más cutre y en consecuencia más familiar también. Yo soy bastante
agnóstico pero me desagradaría mucho que mi esquela quedara tan desangelada
como la de los comunistas militantes, en los que no hay cuñadas ni hijos
políticos que pidan una oración por tu alma.
Prefiero un disparate al vacío. Por
ejemplo: "Falleció tras un largo proceso de ensañamiento
terapéutico". Me gusta mucho esta expresión nueva: ensañamiento
terapéutico, que comparada con la de los Santos Sacramentos parece un sofá de
piel. Así que no hay más que hablar: que me la pongan, aunque no se ensañen. ¿Qué
le debo?
Una canción del célebre grupo "Gabinete Caligari" en la que se comenta una serie de refranes que no se cumplen.
Me levanté temprano
pero Dios no me ayudó.
Anduve muy caliente
y la gente se rió.
No le miré los dientes
y qué poco me duró.
Dejé correr el agua
y la sed me consumió.
Pero al fin algo
sí se cumplió:
quien bien me quiso
si que me hizo llorar.
¡Malditos refranes!
El último reí
pero no reí mejor.
le puse buena cara al mal tiempo y continuó.
Me arrimé a un buen árbol
y me sigue dando el sol.
Hice de Viridiana
y un pobre me la jugó.
Pero al fin algo...llorar.
¡Malditos refranes!
No quiero escuchar más.
Malditos refranes.
Acude al refranero
si quieres encontrar
antídoto o veneno
para tu voluntad.
Aunque ya sabrás
si eres buen entendedor
que pocas palabras
bastarán entre tú y yo.
Grupo Gabinete Caligari
LOS
REFRANES (“EL CLUB DE LA
COMEDIA”)
Buenas noches. Traigo un humor de perros.
Vengo de un bar donde me he encontrado con un camarero refranero, ¡Tela
marinera! Diez minutos ha tardado en traerme un café y cuando le digo: ¡Hombre,
ya era hora!. El tío me suelta: Más vale tarde que nunca. Y
entonces me fijo...: Oiga, aquí hay un pelo.... Y me suelta: Bueno, ¡donde hay pelo hay
alegría, hombre!. Joder, qué alegría ni que leches, haga el
favor de ponerme otro café y dese un poquito de vidilla que me tengo que ir. Y
me contesta: Bueno, bueno, vísteme despacio que tengo prisa...Oiga, ¿Me va a
contestar a todo con refranes? Ya sabe, hombre refranero, medido y certero.
¿Certero? Pues me está usted tocando un poco las tres de la tarde, la
verdad...; el
que se pica,ajos come... ¡Joer, qué brasa! Que se me han
quitado las ganas de café y de vivir y de todo... Y todavía cuando salgo, para
rematar la faena me dice: A enemigo que huye, puente de plata. Nada, que no hay
quien pueda con un refranero. Y es que cuando la gente dice un refrán, se cree
que está diciendo una verdad indiscutible. Y, me van a perdonar, pero no es
así.
Siempre se ha dicho que los refranes son
anónimos, pero yo creo que no es difícil saber quien los ha hecho, es más,
estoy convencido de que están hechos por una sola persona. Un hombre, para más
señas. Y analizándolos, hasta podría hacerles un retrato robot del individuo:
Para empezar, estaba como una cabra. Porque algunos refranes no tienen ningún
sentido. Explíqueme éste: Cabeza gorda, ojos hermosos ¿Cómo que cabeza gorda, ojos
hermosos? Eso es mentira. No hay más que ver a Pujol...
¿Y
éste? Va uno y dice... Al revés te lo digo para que me entiendas... Pero bueno
¿Tú eres gilipollas? Dímelo al derecho y te entenderé. El inventor de los
refranes o era tonto o tenía más morro que un oso hormiguero. Se
inventaba un refrán, pero siempre tenía otro preparado por si le pillaban: ¿Qué
se quería ir a hacer footing? A quién madruga Dios le ayuda...
¿Qué se le pasaba la manía del footing? No por mucho madrugar amanece más temprano...
¿Qué le daba por acostarse pronto? A las diez, en la cama estés...
¿Qué se le pasaba la manía de acostarse pronto? Quien mucho duerme, poco vive...
Y arreglado. En fin, que a mí me descoloca.
Con el amor también se contradice: Contigo, pan y cebolla.
Pero luego tiene otro refrán: Tanto tienes, tanto vales, que esto
me lo creo más. Porque, tú vas con unas stock options a una discoteca y ligas
con la que te dé la gana... Ahora, ¡Vete tú con una barra de pan y una cebolla
y verás lo que te comes...! Como no te comas la cebolla...
Además, no creo que él estuviera muy puesto
en este tema, y digo él porque estoy convencido de que es un hombre. Sobre todo
teniendo en cuenta que hay un refrán que dice El hombre y el oso, cuanto más feo más
hermoso ¿Cómo creen ustedes que sería el tío éste? ¿Guapo o
feo? ¡Pues feo! ¡Por eso se inventó el refrán! El tío tenía que ser un
regalito. Cabeza
casposa, poco piojosa ¿Pero, será desagradable?...
Eso sí, luego era delicado, no se crean que
le gustaba cualquiera... A la mujer, le pedía unas condiciones imposibles: Teta que la mano no
cubre, no es teta, que es ubre y Teta que baila en la mano, no
es teta que es grano. Vamos, que tenían que tener las tetas
homologadas... Como un casco de moto.
El tío tenía muy claro lo que le interesaba
de las mujeres: A las mujeres y al papel, hasta el culo le has de ver...
Que no me parece a mí, una forma de presentarse... Buenos días, ¿Me enseña
usted el culo?...
Otro dato que conocemos del inventor de los
refranes, es que no debía tener muy buen concepto de Dios, porque lo pone de
vuelta y media: Dios da legañas al que no tiene ojos, Dios da mocos al que no
tiene pañuelos. Vamos, que Dios no da ni una. Ya podría hacer
un cursillo antes de ponerse a repartir a tontas y a locas. Pero éste es el
peor: Dios
da nueces a quien no tiene muelas ¡Hombre, eso ya es mala
leche!
Y para demostrarles que los refranes no
tienen ni pies ni cabeza, les voy a decir unos que he encontrado en el
refranero y que me han dejado totalmente alucinado: Chocolate y agua fría cagalera
a medio día ¡Ole! A una mujer bigotuda, desde lejos se saluda
¡Venga! ... Y mi favorito: Al que no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas ¡Toma
ya!
Después de lo visto, está claro que el tío
era un impresentable y que la mayoría de los refranes los hacía sólo porque
rimaban... En
agosto, frío al rostro... Claro, como rima, pues ya está... Así
cualquiera hace un refrán... Yo mismo: En enero, aquí te espero, En octubre... pon la
lumbre y En mayo... cuídate el callo ¡Mira como Julio no tiene
refrán...! ¡A ver quién le busca una rima a Julio! Les dejo que lo piensen.
Buenas noches.
TAMBIÉN DE “EL CLUB DE LA COMEDIA”: LAS MULETILLAS
Buenas noches. ¿Qué tal están? ¿Se imaginan
que cada uno de ustedes subiese aquí ahora mismo y me contase realmente “que
tal está”?… “¿Pues yo acojonao con la hipoteca” “Pues yo estoy fatal de las
cervicales y tengo que ver la tele con un espejo” “Pues yo muy bien, pero mi
marido cada día está más tonto”… Sería terrible. Pero ustedes saben que yo no
les digo “qué tal están” para que me lo cuenten… es una muletilla. Las
personasno podemos vivir sin usar muletillas... Yo creo que es porque el
cerebro es más lento que la lengua… O sea, que decimos algo así como “Voy a
ponerme a hablar… para ver si mientras se me ocurre algo que decir”.
La primera muletilla que aprendemos es
“mamá”. Y la utilizamos para todo: “Mamaaaaá, leche” “Mamaaaá, pipi” “Mamaaaá,
caca”. Llega un momento en que el que el niñoya sólo utiliza la coletilla… si
te dice… “¡¡Mamá, mamá, mamá!!”… eso es que se está cagando. Pero si dice…
“Mamaaaá” ¡Eso es que ya... !
Y claro luego llegan al colegio y su
muletilla principal es: “Que te cagas”. “Mi padre me ha comprado una
Play-Station que te cagas” y también tienen otra que es “pos mi padre” … “Pos mi
padre me ha comprado la
Play-Station en la que salen todos los Pokemon”. “¡Pos mi
padre es Pokemon y te va dar una paliza que te cagas!”
Lo que pasa es que llega una edad en que
al niño le salen pelos en las piernas y se da cuenta que aunque quiera no puede
seguir diciendo: “Mamaaá…” Y entonces empieza a decir: “tío”: “¿Qué pasa tío?
¿De que vas tío? ¿Cómo está tu tío, tío?
Y así vamos creciendo y creciendo… Y vamos
almacenando cada vez más muletillas, hasta que llega un momento en que tenemos
muletillas para cualquier situación. Por ejemplo, cuando estamos en grupo y de
repente se acaba la conversación, mientras pensamos algo que decir, empezamos:
¡Aaaaayseñor...! “Pues sí...” “Aquí
estamos”. “Pues eso...” “Pues estamos buenos”... Aquí un coletillero chistoso
añadiría “Bueno estaba y se murió”... Y otro “Pues no estaría tan bueno...” “Es
que no somos nadie” “Oye, pues el muerto al hoyo y el vivo al bollo” “Pues
bueno” “Bueno estaba y se murió”. Y así hasta el infinito.
Porque
las coletillas definen nuestra personalidad: “Dime qué coletilla usas y te diré
quien eres”… Por ejemplo están los que se creen que los demás somos imbéciles:
“Estábamos en su casa, ¿entiendes?, y él se quedó en pelotas, ¿entiendes?, e
hicimos el amor, ¿entiendes?”… Pero bueno, ¿en qué fase de la conversación cree
que me he perdido?. Y luego están los inseguros que dicen… “Estábamos en su
casa, ¿no?, y él se quedó en pelotas, ¿no?, e hicimos el amor, ¿no?”… Que aquí
ya dan ganas de decirle… “¡Pues no lo sé, hija! Si tú tienes dudas… es que
“no”, porque eso se nota ¿no?
Por la muletilla que usan también se
reconoce a los pijos… Por la muletilla y porque parece que estén saliendo de la
anestesia del dentista. La muletilla favorita del pijo es “para nada... te lo
juro”: “¿Has visto a Pepota?” “Para nada”… “¿Te gusta el funky?” “Para nada”…
“¿Vales para algo? “Para nada... te lo juro”.
De todos modos los reyes de la coletilla son
los locutores de radio musical, que claro, como hablan tan deprisa no les da
tiempo a pensar... Estos con cuatro coletillas y un reloj tienen el programa
hecho: ¡Hey! Son las cuatro de la tarde, las tres en Canarias ¡guau! y en
treinta minutos, llegaremos a las cuatro y media ¿No te parece increíble? ¡Hay
que ver como pasa el tiempo!, ayer era sábado y mañana ya es lunes, o sea que
tenemos el próximo fin de semana a la vuelta de la esquina… Y seguro que bailas
música como ésta… Te dejo con ella cuando son las cuatro y dos minutos de la
tarde...
Dentro de nada las cuatro y cinco...”.
¿Qué les pasa? ¿Van drogados?
Aunque
los futbolistas tampoco se quedan cortos con las muletillas, y eso que estos no
hablan deprisa… “Sí, la verdad es que... sí” “No, la verdad es que… no”.
“Bueno, no sé, ¿no?” Y como los periodistas deportivos lo saben, se lo ponen
fácil: “Quique, el partido bien, aunque habéis empezado el segundo tiempo un
poco más flojos y luego habéis remontado al final, parece que os quedan fuerzas
suficientes para el partido del próximo domingo que es donde tenéis que poner
toda la carne en el asador”. “Ahora que lo dices, sí, la verdad es que... sí”.
¡Qué obsesión con la verdad tienen los
futbolistas! Aunque esto no es nuevo, lo de usar la verdad como coletilla viene
ya de los Evangelios. Estaban todo el día… “En verdad en verdad te digo...”, lo
que daba lugar a conversaciones del tipo: “En verdad en verdad te digo, Judas,
que ¿qué tal estás?” “Pues en verdad en verdad te digo, Jesús, que por aquí,
traicionándote un rato”.
Y luego están los políticos, que como no
tienen nada que decir son los que más muletillas utilizan: “Puedo prometer y
prometo” “Por consiguiente” “La
Reina y yo, nos llena de orgullo y satisfacción”...
A algunos, de tanto usarlas, se les
estropea el mecanismo. Como a Pujol “Forns forns frons...
frons frons frons frons... Para Cataluña”... o Fraga, “Fongrrnsss fongrsss
msrrrss... Cien mil gaiteiros”… Y el mejor es Aznar que consigue alargar los
discursos doblando sus propias muletillas: “¡Somos una nación moderna!”
“¡¡Una nación moderna!!” Que es para decirle “¡Ya te hemos entendido” “¡¡Te
hemos entendido!!”…
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Claro, así duran los discursos lo que
duran, que les tienen que poner un himno para que se vayan. Con lo fácil que es
despedirse a base de coletillas: “Hasta luego Lucas” “En fin Serafín” “Me piro
vampiro”... O simplemente, buenas noches.